El Valle de Plasencia y Piornal 1

J. Corchón García
Inspector de Enseñanza Media
Piornal, 27 de agosto de 1958

Escuela con una planta

El viajero que penetra en Extremadura procedente de Avila, al llegar al Puerto de Tornavacas contempla extasiado uno de los paisajes más bellos que imaginarse pueda: el Valle de Plasencia. Las dos Sierras que lo encuadran, son dos grandes "horts" que forman una inmensa fosa tectónica por cuyo fondo corre, ora impetuoso, ora manso, el río Jerte, el "río de la alegría" de nuestros antepasados, orlado de umbrosas alisedas, saucedas y avellanedas, que tanto hermosean su curso.

El terreno de toda esta comarca es granítico y su origen, dado el rumbo de sus alineaciones, hay que buscarlo en los plegamientos póstumos hercinianos, rejuvenecidos en el plegamiento alpino, lo que explica la existencia de una vasta superficie de erosión en lo alto de las serranías circundantes. De aquí el doble aspecto que presentan estas sierras: jóvenes vistas desde abajo, con agrios riscos (como los de Villasviejas) y picachos (como el Calvitero, que es el punto culminante, Peña Negra, etc.), de manifiesta senilidad cuando se les contempla desde sus amesetadas alturas.

El clima del Valle lo incluye en la Iberia Húmeda, con precipitaciones totales anuales superiores a los 700 milímetros y con abundantes nieves en las alturas, que alimentan las numerosas fuentes e intrépidas gargantas que se desploman por las laderas, en busca de su nivel de base. Las temperaturas invernales, si bien rigurosas en las montañas, se suavizan grandemente en la parte baja del Valle y permiten al cerezo, el árbol por antonomasia del Valle placentino, florecer en el mes de abril. En el verano, el clima seco y fresco de sus laderas, las convierte en una estación veraniega de primera categoría. Las nieblas, frecuentes en el invierno, inundan las partes bajas de Valle semejando un mar que pacíficamente las invadiese.

La hidrografía del Valle está constituida a por el río Jerte, tributario del Alagón y éste afluente del Tajo. Las numerosas gargantas que lo alimentan durante todo el año y la naturaleza del terreno, originan sus puras y cristalinas aguas, pobladas de diferentes especies piscícolas. Los manantiales son abundantes y es proverbial la frialdad de muchos de ellos. El agua cuando no fluye por la superficie terrestre, se busca afanosamente por medio de pozos, encontrándose el nivel freático corrientemente a los 3 ó 4 metros de profundidad y extrayéndose el líquido mediante norias. Todo ello origina los frecuentes regadíos que por aquí se encuentran.

La vegetación de esta comarca está constituida por hermosos bosques de castaños y reboldos en los lugares más húmedos, de robles en las alturas y algún encinar en la mitad inferior del Valle del río. Pero en todas partes la deforestación ha hecho estragos y el bosque primitivo ha sido sustituido por un matorral de ericáceas (brezos), labiadas (tomillos) y leguminosas (retamas y piornos) creciendo en sitios umbrosos abundantemente los helechos, mientras el rebollar tiende trabajosamente a rehacer el antiguo robledal. En este medio ambiente vive una variada fauna, constituida en lo referente a los mamíferos, por lobos, zorros, gatos monteses, comadrejas, tejones, turones, jinetas, conejos, erizos etc., destacando entre las aves las perdices y entre los peces, las truchas especies todas duramente perseguidas por los entusiastas de la caza y de la pesca.

En este maravilloso paisaje natural que hemos esbozado, se encuentra la villa de Piornal (2.200 habitantes), asentada en la superficie de erosión con la que culmina la Sierra de su nombre, a caballo sobre dos comarcas, inolvidables para el que haya tenido la dicha de recorrerlas: el citado Valle de Plasencia y La Vera. Más relacionada con la primera que con la segunda, no sólo por razones físicas sino también humanas, Piornal es un núcleo de población evidentemente vallenato y no verato, como pudiera creer quien desconociera su situación general, en un paso natural de La Vera al Valle, y su emplazamiento sobre la amesetada cúspide de la Sierra de su nombre, en un lugar de abundantes fuentes y grandes calveros del bosque primitivo, producidos por el abundante roquedo de estos contornos.

Piornal es una agrupación humana concentrada de tipo rural, ya que sus habitantes viven de la tierra y a ella dedican sus actividades, conjugando una modesta agricultura con la ganadería extensiva. La única dispersión de población que aquí existe es de tipo golondrina, originada por las faenas agrícolas características: las del pimentón, tabaco, cerezas, higos y castañas. Las viviendas aisladas en el campo (chozas o casetas), se destinan preferentemente a los pastores. Las viviendas del pueblo se agrupan alrededor de la Iglesia y tienden al alargamiento, en la dirección marcada por la carretera.

Toda la población que aquí habita, vive de los escasos recursos del pueblo: pastos, leñas, patatas, algunas castañas, aceitunas, algunos cultivos industriales y pocas frutas. Como el pueblo tiene una fuerte natalidad y los recursos no aumentan al unísono, las gentes emigran en busca de mejor vida, pero siempre conservan el amor al terruño que les vio nacer y al que procuran volver, al menos en las fiestas populares (San Roque). Al amor a la tierra unen estas gentes una gran religiosidad, amor al trabajo, seriedad en los compromisos, tendencia al ahorro y la ayuda mutua. Su resignación ante la pobreza del medio, les impide progresar económicamente mientras los repartos de las propiedades entre los numerosos hijos, originan un grave minifundio apreciable a simple vista en los alrededores de Piornal. A pesar de ello, el piornalego no se considera ni rico ni pobre y vive contento con su suerte.

La alimentación básica de la población está constituida por la patata, que se suele tomar por la mañana, al mediodía y por la noche. Otro plato típico son las judías, tanto verdes como secas. Acontecimiento familiar es siempre la matanza, siendo exquisitos el jamón y lomo piornalegos. Esta sana alimentación unida al clima estimulante de la sierra, origina el excelente estado sanitario de todo el término municipal, que tiende a mejorar no sólo por los progresos médicos e higiénicos, sino también por una sabia política de repoblación forestal, proseguida sin descanso en los últimos años.

Tiene Piornal una feria comarcal de ganados, que se celebra los días 29, 30 Y 31 de agosto en la que se venden y compran vacas, cabras, cerdos y caballerías. Las comunicaciones de este pueblo, se verifican por medio de la carretera de Ojalbo (en la carretera que sigue el Valle del río) a Garganta la Olla y carretera de la Vera, siendo ésta una ruta turística de primer orden, por lo que debiera estar más cuidada. Como excursiones interesantes que desde aquí pueden hacerse citaremos la de la célebre Cueva de la Serrana y la de Yuste, el retiro del César Carlos, Emperador de Occidente. Impulsando estas corrientes turísticas y propagando las bellezas del veraneo en estas sanas alturas puede encontrar Piornal una fuente de riqueza inextinguible, digna de este pueblo creyente y trabajador, valiente y sufrido, al que quizá Dios ha designado un futuro radiante y esplendoroso. Que así sea es lo que deseamos todos los que amamos a Piornal

Piornal, 27 de agosto de 1958

1.- Del libro: "Homenaje a D. Máximo Cruz Rebosa". Varios autores. Piornal 1958.

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