La arquitectura popular y el urbanismo 1

Francisco J. García Mogollón
Doctor en Arte. Profesor titular de la UEX

Del libro "Piornal, estudio sobre una población de la serranía extremeña"
Capítulo V, "Arte: Culto y arquitectura popular". Francisco J. García Mogollón. Cáceres 1999.
Coordinación de la obra, Fernando Flores del Manzano. Edición costeada por Miguel Cruz Sagredo
con la colaboración de la Caja de Extremadura y la Institución Cultural "El Brocense"
de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres.

Especial interés tiene la arquitectura popular que aún se conserva en Piornal, aunque la verdad es que se encuentra bastante alterada por modernas construcciones.

Detalle Fuente de la Iglesia Alrededor de seis recintos o plazas fundamentales se desarrolla el atormentado urbanismo de Piornal, pueblo que asienta sobre una meseta de duras formaciones graníticas, en las que descansan los cimientos de un caserío sometido a los duros rigores del invierno y a los fuertes vientos. La que recibe al viajero es la Plaza de Vitaliano Escudero, espacio modernizado que, a través de la calle de Primo de Rivera, nos lleva a la Plaza de la Iglesia. Preside esta última la gran torre parroquial, único vestigio, como veremos, que permanece de la antigua fábrica eclesial. A su lado hay un bonito crucero de piedra berroqueña, conformado por un elevado plinto prismático sobre el que se alza una columna jónica, de fuste liso, rematada por un Crucificado: datará el monumento de los últimos años del siglo XVI, pero el Crucificado es un añadido moderno.

Se hinca en el centro de esta plaza un gran olmo centenario, a cuya sombra han conversado muchas generaciones de piornalegos. Y es asimismo destacable la gran fuente cuadrangular de cantería que hay a su vera, en la que continuamente tintinean las frías y cristalinas aguas; presenta esta fontana un pivote central con cuatro caños y tiene una inscripción que la fecha: «SIENDO ALCALDE MANDO HACER ESTE PILAR D. SISEP0 ESCUDERO EN EL AÑO 1903».

Portada de la Plaza del Palacio En la Plazoleta del Palacio, situada detrás del ábside parroquial, podrá contemplar el viajero curioso los escasos restos que permanecen en la mansión que ordenó edificar el obispo plancentino don Pedro González de Acebedo (1595-1609). En ella pasaba largas temporadas veraniegas, ya que el fresco y sano clima de Piornal beneficiaba mucho su quebrantada salud. Se conservan empotrados en muros de casas posteriores, algunas columnas toscanas con sus arquitrabes, que, posiblemente, formaron parte de un antiguo pórtico.

También subsiste en uno de los frentes el escudo pétreo del obispo Acebedo, enmarcado por una cartela manierista. Pero el vestigio más importante es la gran portada adintelada, construida con piedra sillar almohadillada, que daba paso al recinto palaciego. Las casas que bordean este espacio, muy acogedor, son de un tipo muy sencillo: están enjalbegadas, poseen desarrollados aleros de madera, cargaderos del mismo material y refuerzos de sillería en las esquinas.

Plaza del Ayuntamiento La Plaza Mayor es la del General Mola, en la que se alza el edificio del Ayuntamiento, relativamente moderno y dotado de cercos de cantería en las ventanas y portada. Preside la plaza una fuente circular de piedra berroqueña, de cuatro caños, datada en el año 1954, y permanecen todavía en este recinto urbano algunas viviendas con amplios voladizos, aunque se encuentran muy modificadas: como en la Plazuela del Palacio, predomina en las viviendas el color blanco de la cal. Muy cerca de la Plaza Mayor se halla la pequeña rinconada «de la Sartén», de gran sabor popular y con una casa que aún conserva el típico balcón de madera apoyado en pies derechos del mismo material.

Citemos también la Plaza de las Lanchas, así llamada porque en ella emergen las grandes lapas graníticas que conforman el suelo sobre el que asientan Piornal. Se observan en ella algunas casas de interés y a su lado hay una callejuela, la del Espejo, en la que el visitante podrá admirar una vivienda con hermoso balcón florido. Desemboca esta típica rúa en la del Verso, en la que todavía hay vetustas mansiones serranas. Comunica la Plaza de las Lanchas con la también recoleta de San Pedro.

Solana del Rincón de la Sartén En estas plazas terminan los viales más importantes de Piornal, en los que aún se pueden contemplar curiosos ejemplares de arquitectura popular. Así, en la calle de la Fragua, que sale de la plazuela de la Iglesia y acaba en la carretera, restan algunas viviendas típicamente serranas, elevadas con fuerte aparejo de mampostería granítica, con refuerzos de sillería en las esquinas y dotadas de vetustos cargaderos de madera. En la citada carretera (Avenida del Salvador), a la salida de esta rúa de la Fragua, hay un pilón con varios caños que está fechado en el año 1961. La calle de la Fragua conserva aún el característico empedrado que tenían hasta hace pocos años todos los pueblos vallenses y, por su parte central, discurren las rápidas aguas de un regatillo bien canalizado. El hecho de que predominen en esta vía los dinteles de madera no quiere decir que no existan los de cantería, como uno fechado por inscripción en el año 1875: «G0A0 1875 RZ».

Pintorescas mansiones serranas permanecen asimismo en la calle Pizarro, que parte de la Plaza Mayor. En su inicio hay una casa con amplísimos aleros de madera, y, a su lado, está la bella rinconada de la Sartén a que aludíamos más arriba.

Cruz de la Iglesia Arranca igualmente de la Plaza Mayor la pendiente rúa de Calvo Sotelo, en la que confluye un callejón ciego con una pequeña vivienda ennoblecida por un hermoso balcón lignario. En las vías transversales a Calvo Sotelo podrá admirar el turista varias casas serranas, como las de la calle Barrio Nuevo. No obstante, hemos de afirmar que todas estas rúas se encuentran muy transformadas por modernas construcciones, que alteran de manera irremediable la vetusta fisonomía de este bonito pueblo jerteño. Otra calle muy típica, que asimismo desemboca en Calvo Sotelo, es la del Cid, ensanchada por un recinto, a modo de plazuela, flanqueado por algunas mansiones con soportales apoyados en pies derechos de madera y con balconadas del mismo material.

El visitante inquieto debe acercarse a la calle Cánovas, en la que subsisten mansiones serranas, como una que lleva impresa la fecha del año 1912 en el dintel de la portada. Hacia el final de esta vía hay un típico túnel que comunica con una transversal. Y no podemos olvidar la calle Real, que sale de la Plaza de la Iglesia y por la que también se deslizan velozmente las aguas de un arroyuelo.

El tejido urbano de Piornal es enormemente complicado porque, aunque el terreno en el que se enclava la localidad es relativamente llano, sin embargo el cúmulo de calles, callejas, callejones sin salida, plazas y plazuelas es tal que se llega a formar un auténtico laberinto de sinuosos quebraderos y estrechos viales que tienen su raíz en el complejo entramado urbano de las viejas ciudades hispanomusulmanas. Como decíamos mas arriba, algunas rúas conservan todavía el empedrado antiguo, pero la mayoría presentan moderno pavimento de cemento.

Cañera de la Iglesia Ya hemos comentado en estos apuntes que la arquitectura popular piornalega está muy perdida, debido a que en los últimos tiempos se han edificado muchas viviendas nuevas o transformado las antiguas. Sin embargo, aún permanecen bastantes casas serranas, alzadas generalmente en dos pisos con muros de fuerte e irregular mampostería granítica, sin enlucir y asentada casi en seco sobre un lecho de escasa argamasa. Las esquinas de tales muros suelen presentar sillares mejor o peor escuadrados que las refuerzan.

Dichas viviendas ostentan sobre las puertas dinteles constituidos por robustos maderos o, en su defecto, grandes piezas de piedra berroqueña. Los vanos de ventilación e iluminación son escasos, porque así conviene a las frías condiciones climáticas invernales y, cuando los hay, presentan forma cuadrangular. Algunas casas, pocas, tienen solanas de madera cubiertas con tejaroces, varias de ellas apoyada en pies derechos con zapatas que descansan sobre el suelo de la calle. Se utiliza asimismo el entramado de madera y adobes para los pisos superiores, pero sólo de manera excepcional y en mucho menor grado que en los pueblos del fondo o de las laderas del Valle. Los tejados, son armadura de madera y cubierta de teja árabe, presentan la peculiar estructura a dos vertientes y la lima tesa o caballete de los mismos corre paralela a las calles, como suele ser habitual en todas las poblaciones del Valle. De ellos sobresalen las grandes chimeneas que arrojan el humo de los hogares, imprescindibles en los crudos inviernos piornalegos.

La típica estructura interna de estas viviendas es, mas o menos, la que sigue. La planta se acomoda a un solar que tiende a la forma rectangular alargada y en el piso bajo, se disponen de un amplio vestíbulo, que recibe al visitante, la despensa, la bodega y, al fondo, la cuadra que a veces, tienen acceso por la parte posterior de la casa; el piso alto, al que se accede desde una escalera de madera, es el noble, y en él están las más importantes habitaciones de la casa: varios dormitorios según la amplitud de la vivienda, un vestíbulo-distribuidor y la gran cocina-comedor que, con su hogar rodeado de poyos para tomar asiento, se ubica hacia la parte posterior de la casa. El sobrado o desván amplia estancia colocada inmediatamente debajo del tejado sirve como secadero de frutos, para curar la matanza utilizando el humo procedente del hogar o como almacén de aperos de labranza y productos agrarios.

1.- Del libro "Piornal, estudio sobre una población de la serranía extremeña"
Capítulo V, "Arte: Culto y arquitectura popular". Francisco J. García Mogollón. Cáceres 1999.
Coordinación de la obra, Fernando Flores del Manzano. Edición costeada por Miguel Cruz Sagredo con la colaboración de la Caja de Extremadura y la Institución Cultural "El Brocense" de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres.

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© Víctor A. Díaz Calle. 1997-2002