Diario Hoy
Jueves, 1 de febrero de 2007

Piornal, con los pies en el cielo


Diario Hoy.
Jueves, 1 de febrero de 2007
http://www.hoy.es/prensa/20070201/prov_caceres/pies-cielo_20070201.html

Está a caballo entre el Jerte y La Vera y es el pueblo más alto de Extremadura, con 1.175 metros de altitud, lo que hace posible que el viajero acceda a él por una serpenteante, estrecha y vertiginosa carretera que le ofrece uno de los mejores miradores de toda la región y que le hace descubrir que el cielo está más cerca de lo que creía.

Debe su nombre a la abundancia de piornos, los cuales rodean el núcleo urbano formando un bosque de montaña, pero debido a los incendios quedaron mermadas estas zonas boscosas, provocados por los pastores, en busca de prados naturales donde pudieran pastar su ganado. Datan de la Edad Media las penas aplicadas contra los pirómanos de la zona. Aunque nació primitivamente como enclave pastoril se dedica, al igual que el resto de los pueblos del Valle, al cultivo del cerezo y a la industria chacinera, favorecida por su frío y seco clima.

Lo que hoy día confiere auténtica personalidad a la localidad es el cerezo, y tal es el número y la presencia de éstos, que en la floración, panorámicas desde cualquier ángulo, ofrecen idéntica vista al viajero que le sugeriría un paisaje totalmente nevado. Entre sus zonas de interés ecológico destacan el mirador de Piornal, la Cueva de la Serrana, el Charco de El Calderón, la Cascada Caozo, la Cascada Desesperada o la Peña Negra.

Bello interior

Las plazas piornalegas tienen en medio fuentes con pilón de piedra y por algunas de sus calles aún corre el agua por el medio del empedrado de rollos, cuyo sonido suena a sosiego en los oídos del viajero. En una de sus plazas se conservan restos del que fuera palacio de verano del obispo Pedro González de Acevedo como las columnas toscanas, el escudo episcopal y la portada adintelada.

Jarramplas

La fiesta de Jarramplas es un claro exponente de la tradición popular de Piornal. Remontándonos a tiempos lejanos y buscando sus orígenes se pueden encontrar distintas versiones que hacen mención a San Sebastián. El misterioso protagonista de esta alegre fiesta toca el tambor por las calles de la población mientras recibe estoicamente una increíble lluvia de nabos, patatas o frutas que los vecinos y visitantes arrojan sobre él.

La medianoche del día 19 de enero es el momento para cantar Las Alborás, entre deliciosas migas y buen vino de pitarra que se ofrecen a los asistentes. El día de San Sebastián, Jarramplas vuelve a salir por la mañana y recibe nuevamente los lanzamientos de todos los que participen en la fiesta, que también acompañará al santo, tocando el tambor en la procesión que en su honor se celebra. Durante años, los lugareños esperan para poder ocupar, con orgullo, el puesto de Jarramplas y así cumplir una promesa o mandá.

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© Víctor A. Díaz Calle. 1997-2007