El presente reportaje fue publicado en
Consuelo Calle. Madrid
Más de un millón de cerezos
ocupan sus laderas y
montañas. Si el tiempo acompaña,
la producción puede alcanzar
los treinta millones de
kilos al año. Pero eso fluctúa
con las condiciones metereológicas.
El año pasado, la producción
rondó los 11 millones
de kilos de cerezas, de los que
3,9 millones fueron con denominación
de origén. La facturación
total rondó los 17 millones
de euros. Se puede decir
que las cerezas son algo connatural
al Jerte. Una de las primeras
referencias históricas
data de junio de 1352, cuando
una comitiva de emisarios del
Reino de Navarra que se dirigía
a Sevilla hizo noche en Cabezuela
del Valle y allí degustaron
sus cerezas. Hoy, quien
piensa en cerezas y picotas,
piensa en el Jerte.
Origen asiático y culto a la flor
Agricultura de montaña
La picota, conocida por su color
oscuro y porque no tiene
rabo, es la reina de este paraíso
europeo de las cerezas. Sus
especiales condiciones climáticas
-las brisas del valle, las
horas de insolación, el nivel
de humedad y la acidez de sus
suelos- convierten en inimitables
las cerezas de esta zona.
De hecho, han fracasado
los intentos de plantación de
la picota en otros sitios de España
y de Europa.
"Salvo pequeñas excepciones
no representativas,
el Jerte es el único
sitio de Europa en el que se
produce la picota a esta escala",
dice Jesús Martín, gerente
del Consejo Regulador de la
Denominación de Origen Cereza
del Jerte. De las cuatro
variedades de picotas del Jerte,
la más apreciada es la ambrunés.
"Es la más rica de sabor
con diferencia", enfatiza
María Fernández, que vive de
las cerezas. Hay muchas variedades,
pero sólo la navalinda
-con rabo- y las cuatro clases
de picota -ambrunés, pico
negro, pico limón negro y pico
colorado- cuentan con denominación de origen.
"La denominación de origen
ha contribuido al reconocimiento nacional e internacional
de lamarca, que se asocia
a gran calidad y, sobre todo,
a la picota. Tenemos registrada
la marca y el nombre en
toda Europa", añade Jesús
Martín.
"Para
una gran empresa no sería
rentable, porque la recogida
es manual, cereza a cereza, y
las plantaciones son pequeñas
y de difícil acceso al estar
en laderas", explica Ángel
Prieto Merchán, presidente
de la Agrupación de Cooperativas del Valle
del Jerte. La cereza
del Jerte es una agricultura
de montaña.
Denominación de origen
La recogida a mano es la
parte más laboriosa y supone
el 40% de los costes de producción.
Se lleva a cabo entre
abril y agosto. El resto del año,
hay que abonar, fumigar, podar,
atender otras cosechas y,
algunos, seguir con su vida
normal: albañil, mecánico,
etc. En algunos casos, el cobro del paro es
otra ayuda.
El apoyo del ICEX y de las
oficinas comerciales en Alemania
y Reino Unido ha sido
clave en el salto internacional
de la Cereza del Jerte.
“La aceptación en el Reino
Unido es muy buena, cada
vez mejor. Tenemos un producto
distinto, de alta calidad,
algo fundamental para el exigente
mercado británico, pero
el esfuerzo y el compromiso
que ha hecho el sector por
la calidad y los nuevos mercados
ha sido clave”, dice María
José Sevilla, de la Oficina Económica y Comercial
de la embajada
española en Londres.
La misma visión aporta Manuel Uzcanda,
de Düsseldorf (Alemania). “Aquí hay mucha
competencia de cerezas del
sur de Alemania, Turquía
–que tienen gran tamaño–,
Francia e Italia, pero el Jerte
se ha hecho un buen hueco en
la mesa”, dice Uzcanda. Alemania
y Reino Unido son los
principales destinos exteriores de
las cerezas del Valle.
El 40% de la producción se
exporta y el 60% se queda en
casa: mercados mayoristas y
grandes superficies como
Mercadona, Eroski, El Árbol,
Día... También se encuentran
cerezas del Jerte en los bombomes Mon
Cherie, de la empresa
italiana Ferrero Roche.
Aunque la picota es la cereza
estrella, para escalonar la
producción se han ido introduciendo
variedades de maduración
temprana. “La primera
es la burlat, que da mucho
trabajo porque no se puede
dejar ni un día en el árbol
cuando ha madurado. Se estropea
rápidamente”, dice
Gonzalo Prieto (44 años), de
Piornal, la localidad de más
altitud del Jerte (1.175 metros).
Principal sustento
¿Se puede vivir de las cerezas?
“Claro, aquí todo el mundo vive
de ello. Es el principal sustento.
Y la prueba es que en
catorce años que llevo de alcalde,
la población de Piornal
se ha mantenido estable en
unos 1.500”, dice Ángel Rama
Pérez, presidente también de
la Mancomunidad de Municipios
del Valle del Jerte.
“Sólo
de las cerezas es complicado
porque no puedes depender
de tus ruegos al cielo. Por eso
mucha gente está diversificando”,
asegura el presidente
de la agrupación de cooperativas.
Castaños y frambuesas
es la principal diversificación.
“Muchos están comprando
fincas de cerezas en otros términos
municipales de la Vera
y terrenos que se dedicaban a
otros cultivos y que se reconvierten
a las cerezas”, añade.
Otra forma de diversificación
es la producción de licores
y aguardiantes. La Agrupación
de Cooperativas del Valle
del Jerte tiene una destilería
en la localidad de Valdastillas
que puede facturar hasta un
millón de euros al año. Todo
empezó en los años 80, con
“un químico extremeño y un
extranjero que lo hacía artesanal
en su casa”, recuerda
Ángel Prieto. El aguardiente o
kirsch todavía no se exporta,
pero hay planes.
Aguardientes y licores
Seguros poco generosos
Si de algo se quejan los agricultores
es de los seguros
agrarios. Casi nadie asegura
sus cosechas porque –dicen–
hay tantas salvedades y excepciones
que se paga mucho
y no compensa. “Estamos negociando
para poder tener
una renta mínima asegurada”,
explica el presidente de la
Agrupación de Cooperativas.
Esta asociación tiene en marcha
el plan 2004-2008 con inversiones
de 9,1 millones de
euros para “reducir las tareas
del agricultor y seguir mejorando
la presentación y el
embalaje”. Están diseñando
tarrinas de atmósfera controlada
para prolongar la conservación
de las cerezas, sobre
todo las de exportación.
También estudian crear
una cadena de frío para las cerezas
de rabo, algo que “ahorraría
mucho trabajo” y que
ya existe para las picotas, y en
mejorar y acelerar el tedioso
trabajo de calibrar las cerezas
manualmente, tarea que suelen
hacer las mujeres.
Los inmigrantes,
sobre todo portugueses,
rumanos y marroquíes,
acuden cada vez más a
la recogida, aunque no en
grandes proporciones como
en los cultivos de fresas, tomates
o tabaco del resto de
España. “Esta tarea no es fácil,
así que una vez que adiestras
a alguien intentas que repita
temporada”, dicen los agricultores.
"Dan mucho trabajo, pero es lo nuestro"
Los cuatro meses de
recogida es lo único a lo que se dedican. "Tienes que olvidarte de
domingos y de todo. El pueblo (1.560 habitantes) se queda
muerto. Todo se para. Incluso los albañiles dejan su trabajo para ir
a las cerezas", explica María. La familia mata un cerdo en abril para
congelarlo y evitar ir a la compra. Una práctica extendida.
"Las mujeres trabajamos mucho en ese tiempo. Aunque no subimos
al árbol a cogerlas, las
seleccionamos y metemos en
cajas. Pero luego vas a casa y
tienes que hacer todo: cena, comida, colada...". En
temporada de cerezas, se levantan a las 5:30 y regresan a
casa hacia las ocho de la tarde.
"Eso sí, no perdonamos la
siesta a la sombra del cerezo", apunta Gonzalo. Las cerezas son su
principal sustento económico -recogen entre 12.000 y 16.000
kilos al año-" pero no puedes depender sólo de eso. También
tenemos frambuesas y castaños. Las castañas dan poco trabajo.
Da igual que las dejes unos días o semanas sin ir a recogerlas. Con
las cerezas tienes que espabilar para que no se pierdan", añade
María.
La familia reconoce que la tarea ya no es lo que era. "Antes
ibas con las mulas a las fincas y no volvías hasta que acababa la
campaña. Era una locura. Ahora es más cómodo. Los árboles son
más bajos, están bien podados, con las escaleras llegas a muchas
y no corres tanto riesgo de matarte", dice Gonzalo, que insiste en
explicar que este trabajo requiere destreza para agarrarse con
los pies" porque necesitas las dos manos para cogerlas".
Las picotas deleitan a alemanes e ingleses
Las Cerezas del Jerte empezaron a
promocionarse con gran intensidad fuera
de España. En 1997, Reino Unido fue su
primer destino. Luego vino Alemania.
“Nos costó trabajo porque había que
explicar mucho que el hecho de que la
picota no tenga rabo es porque se le cae
de forma natural al recogerla y no porque
se haya arrancado o caído del árbol y, por
tanto, sea de peor calidad. Los extranjeros
tenían esa errónea percepción porque no
conocían la picota. Ahora les encanta”,
explica Ventura Mijares, director del
departamento de Producto Fresco del
Instituto de Comercio Exterior (ICEX).
“El proceso de posicionamiento de un
producto es costoso. Por eso no estamos
todavía en todos los sitios en los que
quisiéramos”, añade. Francia es uno de los
grandes retos. ”Es un mercado que es muy
suyo; si tienen producción nacional de
algo, prefieren el artículo de casa al
foráneo”, explica el directivo del ICEX.
Francia se resiste, pero Alemania y Reino
Unido han caído rendidos aunque la
cereza del Jerte también tiene allí mucha
competencia.
“Como pasa con todos los
productos frescos, la fruta entra primero
por los ojos. Y ahí tenemos mucha
competencia de cerezas de gran calibre
que vienen de países como California o
Turquía. En general, el producto de Italia
también funciona bien pero es de menor
calidad”, añade Mijares. “Turquía y Grecia
nos hacen competencia pero no en
calidad, sino en coste, porque pagan a los
jornaleros 10 euros al día y aquí se paga
seis veces más”, dice Angel Prieto Merchán,
presidente de la Agrupación
de Cooperativas del Valle del Jerte.
”Lo español, incluido el tapeo, está muy
de moda en Alemania y eso ayuda. El
consumidor alemán valora mucho el
producto español”, dice Manuel Uzcanda,
de la oficina Económica y Comercial de la
embajada española en Düsseldorf.
“Hacemos degustaciones y promociones
en supermercados bien posicionados
como Tegut, Edeka y Tengelmann”, añade.
Un problema es que la cereza es
estacional y no se puede mantener la
campaña durante todo el año con lo que
se pierde la referencia de un año a otro.
Para evitar esta dificultad, el ICEX está
llevando a cabo una campaña integrada
en la que, bajo el paraguas de España, se
promocionan en temporada hasta un
total de siete frutas y hortalizas entre las
que se incluye la cereza del Jerte.
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