Lectura de la Tesis Doctoral
"Jarramplas: ritual festivo y tramas de identidad en Piornal"

Documento guía en la lectura de la Tesis Doctoral "Jarramplas: ritual festivo y tramas de identidad en Piornal", presentada por Sebastián Díaz Iglesias, el pasado 27 de septiembre de 2004, en Cáceres.

Sr. Presidente, Sres. miembros del Tribunal, Sras. y Sres., compañeros, amigos, voy a exponerles a continuación el trabajo de investigación que, bajo el título: "Jarramplas: ritual festivo y tramas de identidad en Piornal", presento para optar al Grado de Doctor.

Estos dos volúmenes que tengo entre las manos y que en su día hice llegar a los miembros del Tribunal, recogen el resultado de lo que ha pretendido ser una etnografía sobre la fiesta de Jarramplas y en cierto modo sobre Piornal, el pueblo en el que ésta acontece, comunidad de la que me siento miembro, lo que, por otra parte, supone una serie de inconvenientes para el propio hecho investigador (subjetividad, ausencia de mirada distante, una menor y menos productiva tensión intelectual, en palabras del profesor Manuel Gutiérrez, etc.) aunque también ventajas (más y mejores posibilidades de acceso y manejo de claves culturales, entre otras).

Digo una etnografía y no la etnografía, como se recoge al inicio de la introducción, porque no es esta la única posible sobre la fiesta de Jarramplas, sino una de las múltiples que se pueden realizar; quien les habla, si iniciara de nuevo a día de hoy una investigación sobre esta fiesta, posiblemente introduciría ciertas modificaciones, no sustanciales quizás, pero modificaciones al fin y al cabo, que nos estarían hablando de un producto novedoso, no en vano estamos ante una manifestación cultural en continuo proceso de transformación.

Estoy convencido que alguno de los miembros del tribunal, caso del Doctor de Rada, que realizó trabajo de campo en el Valle del Jerte, y por lo tanto en Piornal, a mediados de los años ochenta del siglo pasado, haya encontrado en la lectura de este primer tomo importantes novedades respecto a lo que en aquel tiempo él presenció referido esta fiesta.

Los rituales festivos, en buena medida debido a su utilización política y económica, como movilizadores de recursos económicos y de sentimientos, son en la actualidad más inestables que otros elementos culturales, de ahí la dificultad de hacer una foto fija y duradera de ellos. En cierto modo ello me ha llevado a optar por una etnografía que refleja quizá cierta incertidumbre.

El planteamiento etnográfico de la investigación obviamente me ha hecho renunciar a centrar ésta en otros puntos de vista, como el propio de una investigación de carácter más histórico, cosa que sin duda va a decepcionar a algunos piornalegos que esperan una Tesis de este tipo. El tratamiento exclusivamente histórico resulta menos afín a mis intereses, por otro lado, existe una realidad ineludible: no soy un historiador. A pesar de ello, no he querido obviar del todo este punto de vista, recurriendo en muchos momentos a la historia para dar sentido al Jarramplas actual.

Quiero señalar que en el camino, que me ha llevado a la elaboración de estos materiales etnográficos, han convivido el esfuerzo, el trabajo, la incertidumbre, el desánimo incluso, con la ilusión y las ganas. En él se han dado cita el placer y el compromiso, el placer por la investigación propiamente dicha y más concretamente por la investigación etnográfica, que tanto me han aportado en el plano personal, especialmente en el de las relaciones sociales, como también el profesional.

El placer de investigar en Piornal, pueblo al que, como ya he dicho, tantos vínculos me unen y el placer en fin de investigar sobre Jarramplas, una fiesta de especial significado en mi vida, más aún después del contacto con ella en estos últimos años, a pesar de los problemas que ello pueda llevar asociados. Ciertamente se trata de una situación de displacer dentro del placer, el displacer de las expectativas, atribuciones y responsabilidades que se te otorgan desde tu propia comunidad, dentro del placer que supone investigar en ella.

Los primeros pasos en esta investigación, fueron un tanto titubeantes, sin tener demasiado claro hacia donde dirigir la mirada, con la idea inicial de que solo tres días al año de investigación intensiva de campo poco lejos me iban a llevar, en una errónea concepción del ritual como producto. Mi cercanía a este pueblo y a esta fiesta me llegaron a aventurar una investigación relativamente sencilla y corta en el tiempo, aunque a medida que fue transcurriendo éste, me fui convenciendo de todo lo contrario, incluso hasta el punto de no tener claro cuándo y dónde dar por finalizados algunos procesos como el de la generación de información, entre otras cosas y como ya he dicho, por los cambios constantes a los que esta fiesta está sometida en la actualidad.

Ciertamente el mismo hecho de plantearse el estudio de una fiesta puede resultar engañoso si lo asociamos a un estudio limitado a dos o tres días al año de una manifestación social y cultural más bien simple y perfectamente acotada. Nunca más lejos de la realidad; si de algo me he convencido en estos años es de que la complejidad de una fiesta como Jarramplas, de cualquier fiesta en definitiva, es tal que no puede limitarse su estudio a una única Tesis Doctoral, como inicialmente yo he pretendido; son tantos, tan variados y tales sus enlaces con cualquier otro aspecto social y cultural de la comunidad en la que acontece, que ahora mismo tengo la sensación de que en este trabajo presento muchos contenidos que han quedado un tanto incompletos, como si hubiera dado inicio a diversos caminos, algunos de los cuales opté por abandonar porque todos acababan por ramificarse prácticamente de una manera inabordable.

Lo cierto es que poco a poco la investigación me fue introduciendo, casi sin darme cuenta, en una atmósfera dominada por la presencia de Jarramplas que sobrepasaba con creces ese pequeño periodo temporal de los dos o tres días centrales de ritual. Jarramplas pervivía en la memoria colectiva y ejercía un importante dominio en el ideario piornalego a lo largo de todo el año, lo cual me abría unas importantes expectativas de trabajo, mucho más alentadoras, que se encardinaban en algo que la antropología ha asentado desde hace tiempo, en una percepción de ritual más como proceso que como producto y en el convencimiento cada vez más confirmado que Jarramplas es un símbolo clave para construir ideas de identidad, y eso en varios niveles: la identidad de pueblo, la identidad de género, la identidad de edad y la identidad de clase.

Surgieron de esta manera un buen número de categorías sociales sobre los que centrar la investigación, tratando de buscar la lógica de la presencia de Jarramplas y su influencia en la construcción de identidades colectivas, en todas ellas. El tema que había que abordar era pues, el de la identidad a través de Jarramplas, es decir cómo en este ritual se transmiten imágenes de identidad, y cómo la gente construye ideas de diferencia en torno a Jarramplas.

Ya orientada la investigación se me planteó quizá la que habría de convertirse en la estrategia más complicada y seguramente la que mayores beneficios etnográficos me reportara: ser partícipe, en uno u otro grado, de cada una de esas categorías, como si en una simulación dramática me situara, cambiando de personaje, de máscara, según en que momentos, buscando establecer relaciones sociales, incluso instrumentarlas, como estrategia para hacer significativos los comportamientos en cada categoría.

Es así como he utilizado tanto la máscara de piornalego, como la de forastero, ocupando en el escenario los espacios rituales de uno y otro, tratando de ajustarme a su conducta, y en ambos casos, compartiendo el papel de participante activo en la fiesta unas veces, y de observador que observa desde fuera otras, y he tratado asimismo de introducirme en el personaje de ese emigrante que vuelve a su pueblo en tiempo de fiesta para reforzar su identidad local.

Todo ello me ha permitido en cierta medida determinar los comportamientos sociales que este ritual provoca para reproducir ideas de diferencia referidas al grupo local de referencia, y a cómo paradójicamente mediante Jarramplas, en la actualidad la comunidad piornalega se abre más que en ningún otro caso para expresar su identidad local, compartiendo con miembros de otras comunidades aquello que le hace más diferente a ellas.

A través de esta investigación en cierto modo he podido pisar el escenario con la máscara de niño, encontrarme nuevamente con Jarramplas y mirarle con ojos inocentes, y he creído ver, además del importante papel como informantes que los pequeños pueden desempeñar en una investigación etnográfica, un Jarramplas accesible, en el que el simbolismo actual asociado a cualidades como la valentía y el protagonismo social, plenamente humanos, prácticamente ha hecho olvidar aquel otro que remitía a la idea de demonio, de algo malo, amenazante, peligroso en sí mismo. Sin duda Jarramplas es hoy día para los niños más héroe que villano, y si no se acercan más a él cuando lleva la máscara, no es por el miedo que le tienen, sino por el miedo a los nabos.

A través de esta investigación me he vuelto igualmente joven y con el atuendo apropiado para esta edad, dicho en el sentido teatral, he contactado con un Jarramplas más recurrente, casi el mismo de tiempos pasados, cuyo principal simbolismo está asociado a su poder como referente identitario local y referente de edad. Este Jarramplas es para el joven ante todo y ante todos, su Jarramplas, el Jarramplas de los jóvenes, su fiesta y la fiesta exclusiva de su pueblo, aquella que les hace ser más jóvenes y más piornalegos si cabe por diferenciación de aquellos que no lo son.

He vivido como adulto el Jarramplas de las mil preguntas que poco o nada importaban a los jóvenes: por qué esto, por qué lo otro, cómo, cuando, dónde; el Jarramplas de unos padres que han cambiado las formas de enculturación de sus hijos, y una escuela más preocupada por intervenir en la formación de los niños en la cultura popular o tradicional.

He vivido en fin un Jarramplas desde quién con ojos gastados por el tiempo, ve que éste no es su Jarramplas, que se lo han cambiado como tantas cosas, que antes era mejor, porque había más respeto, más autoridad y menos violencia, aunque con ojos de niño travieso confiesen que había continuos robos (los de los nabos), que se tiraba a Jarramplas de todo, hasta cortantes lascas de piedra y huesos afilados, que a veces se lanzaban nabos a la propia gente en vez de a Jarramplas, y que en más de una ocasión salieron las navajas a relucir en reyertas acaecidas en estos días.

Esta investigación me ha permitido trascender a las diferencias de género, alternando el papel de hombre con el de mujer, en tanto en cuando entidades sociales asociadas a unas formas concretas de comportamiento. De esta manera me he sentido en las posiciones secundarias y traseras respecto a Jarramplas, más pasivas que participativas, y a la vez ocupando los primeros y más relevantes espacios si mi interacción era con San Sebastián, como muchas mujeres, y todo lo contrario como hombre y como ambos géneros he percibido las tensiones propias de un periodo de transformaciones que nos hablan de un acercamiento en las posiciones entre uno y otro género.

La fiesta de Jarramplas así lo permite en la actualidad, y si bien sirve para perpetuar modelos tradicionales de género a través de constantes asimetrías en la división del trabajo, la toma de decisiones, el prestigio, la relación con los dos protagonistas centrales del ritual de hombres y mujeres, también sirve para reorganizar y redefinir estas propuestas identitarias, promoviendo el cambio. Más aún, he podido comprobar como el ente festivo, trasgresor, asocial muchas veces, paradójicamente es capaz, al contrario de lo que ocurre en situaciones de cotidianidad, de suavizar y hacer comprensibles las diferencias de género para unos y otros precisamente magnificándolas y haciéndolas más visibles.

Pero, además de máscaras de niño, joven, adulto y viejo, hombre y mujer, piornalego, forastero y emigrante, de derechas y de izquierdas, de Mayordomo y músico, etc., además de todo ello, investigar la fiesta de Jarramplas me ha dado la oportunidad, en definitiva, de percibir una forma de vida entroncada en las tensiones entre pares de opuestos, entre el ser y no ser, el estar y no estar, el aceptar y no aceptar, el querer y no querer, y tantos otros que modelan la personalidad de un pueblo Piornal y que tan claramente se hace visible en su fiesta de Jarramplas.

Un ejemplo bien claro de lo que acabo de decir se pone de manifiesto en esa situación de "amor y odio", metafóricamente hablando, entre el piornalego y el turista o visitante de la fiesta, "amor" por el deseo del piornalego de que el pueblo se llene de turistas los días centrales de la fiesta, lo que demuestra su importancia dado el interés que esta despierta fuera de la localidad, "odio" al turista que llena las calles y no permite que los lugareños se muevan con facilidad en su fiesta.

Los resultados finales de todo esto que vengo diciendo, es una Tesis con una idea básica: Jarramplas se sitúa a la cabeza como uno de los símbolos significativos de la cultura piornalega, pudiéndose considerar como símbolo clave en esta cultura; símbolo clave en tanto en cuanto su densa presencia en la vida social de los piornalegos, su fuerte valor como estimulante ético, su presencia en diferentes contextos situacionales y en diferentes campos simbólicos, su mayor elaboración cultural que la de otros personajes de la misma categoría y su mayor normatividad social. Como símbolo clave el análisis de Jarramplas resulta fundamental para la comprensión del sistema al que pertenece, es decir, Piornal.

Jarramplas remite a lo más tradicional y a la vez a lo más moderno, es ancla y motor, defensor de principios y a la vez promotor de cambios. Jarramplas es un instrumento legitimador del orden social, subraya la idea de comunidad y de continuidad, es mecanismo simbólico de reproducción de un estado de cosas, de comunicación de que el mundo está ordenado y la comunidad unida, pero a la vez, refleja y expresa dinámicas de confrontación y cambio. Jarramplas como ritual expresa cosas pertinentes para una comunidad, la piornalega, que ésta no puede expresar de otra manera con la misma contundencia. Participar en un ritual como Jarramplas supone en definitiva, decir y decirnos cosas de nosotros mismos.

Estas ideas son las que se pretenden recoger en la presente Tesis que se vertebra en cuatro partes: la INTRODUCCIÓN, que recoge los aspectos metodológicos de la investigación, en la que se plasma el proceso seguido desde que un día nos planteamos realizar una Tesis, las idas y venidas en el tiempo, en el espacio, en el esquema de trabajo, en la búsqueda de información, en su tratamiento, etc., etc., hasta concretar toda la información producida en la monografía que se presenta; una segunda parte titulada: TIEMPO DE FIESTA EN PIORNAL, que, con una estructura esencialmente cronológica, pretende ser una descripción de la fiesta de Jarramplas, una descripción espero que densa, que muestre en gran medida la actualidad de esta fiesta, el "qué, cómo, cuándo, cuánto, dónde y quiénes" de Jarramplas; la tercera parte que lleva por título ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO: SIMBOLISMO RITUAL Y DINAMISMO SOCIAL, con dos bloques bien diferenciados, uno que versa sobre la construcción de identidades colectivas en torno a Jarramplas y otro sobre el papel de esta fiesta en la expresión de principios morales; y finalmente, una cuarta y definitiva parte que recoge todo el material presentado para acompañar y complementar las descripciones y el análisis: fotografías, planos, gráficos, etc.

Sin duda tras esta investigación Jarramplas ya nunca será para mí el mismo que era. Desde que en 1999 inicié esta Tesis y comencé a mirar a Jarramplas con otros ojos, éste ha pasado a ser para mí contradictoriamente un personaje más cercano y más lejano a la vez, y la fiesta de la que es protagonista, igualmente cercana y lejana, todo ello producto de la tensión que provoca la propia etnografía. Cierto día, no hace mucho, en un bar de Piornal, cuando Jarramplas se acababa de recoger para descansar un poco, un hombre se acercó y amablemente me invitó a dos cosas: a una cerveza y a dejar de preguntar a la gente cosas de Jarramplas, porque, según me dijo, investigar sobre la fiesta era lo que más daño podría hacerle a ésta.

Si este hombre tiene algo de razón, espero y deseo que el perjuicio me venga exclusivamente a mí, precisamente por eso que acabo de decir, porque ya nunca más veré a Jarramplas como antes, y a la fiesta y al pueblo que no les afecte en forma de daño.

Y esto es todo por mi parte. Sin embargo no quisiéramos concluir esta primera parte del Acto sin agradecer a ambos directores de este trabajo doctoral, Julián López García y Rosario Guerra Iglesias sus orientaciones y consejos, así como a los miembros del Tribunal su disponibilidad para estar aquí hoy con intención de juzgar esta aportación etnográfica sobre la fiesta de Jarramplas. También a los presentes, agradezco su asistencia a este Acto y, por supuesto a mis paisanos piornalegos, que sin estar físicamente presentes, constituyen el alma de este trabajo, que es más suyo que mío. A todos, muchas gracias.

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© Víctor A. Díaz Calle. 1997-2005