José Sendín Blázquez
Se celebra el 16 de agosto, fiesta religiosa de San Roque. Ahora se trata de un verdadero Ramo al estilo tradicional.
San Roque es uno de esos santos populares representado normalmente con una gran cayada, una calabaza y un perro. Tiene llagas en las piernas y las caracrerísticas propias para convertirlo en intercesor de los pueblos comprometidos con ganados, caminatas, heridas y dificultades derivadas del penoso andar por la vida.
Para Ramo en la antigüedad no valía cualquier árbol. Se buscaba una especie arbórea difícil, característica común a los ramos de otros pueblos. Generalmente se trata de un árbol de algún modo representativo del clan representativo del poblado. Recordemos como en Becedas, un pueblo cercano en la sierra paralela del Calvitero, el tipo elegido es el acebo que pudo dar origen al nombre del lugar.
Aquí en Piornal se busca al pino de las nieves, una especia que antes solamente se criaba en las cercanías de Gredos. Allí se encaramaban los mozos piornalegos. Tardaban hasta cuatro días en conseguir su propósito y dormían entre los abrigos del monte porque en quellas alturas hsta en el verano hace frío.
Al regreso, las ramitas sobrantes y no utilizadas pasaban a propiedad de las mozas preferidas del poblando que las lución como señal de distinción colocándolas sobre su pecho o al talle de su cintura. Nos recuerda las enramás de otros pueblos de la zona.
El arbolito ya terminado se adornaba con dulces y frutos caseros que esas mismas jóvenes habían preparado. Así dispuesto se llevaba a la iglesia colocándolo atrás, a cierta distancia del altar y portado por cuatro de los mozos que lo habían cortado.
A la hora del Ofertorio, dentro de la Misa, se hace la ofrenda. Las mozas cantan unas estrofas y avanzan unos pasos, estremeciendo las andas del Ramo para que se oiga el dulce tintinar de las esquilas que lleva sujetas. Todo el templo nos familiariza con el ambiente pastoril de los apriscos cuyas ovejas y cabras, agazapadas entre las redes esperan la llegada de sus pastores. Tras varias inflexiones de similares características se llega al Altar y el sacerdote, como embajador isible de los Divino, acepta la ofrenda de sus pastores. Pastores que antaño habían caminado muchas horas durante la noche para hacerse presente en el acto religioso.
El Ramo, ahora en lugar destacado, recibe las bendiciones de la Misa para al final terminar subastado a la puerta de la Iglesia. Con su importe se ayuda a sufragar los gastos de la fiesta.
Luego continuará el jolgorio, las diversiones, destacando una vez más el carácter afectivo y la proverbial hospitalidad que distinguía a los pueblos celtibéricos "tan crueles e implacables con los enemigos, como obsequiosos con sus huéspedes a quienes miraban como enviados de los dioses".
Aún hoy los pastores de todas estas montañas hacen honor a su ascendencia lusitana.
La estrofas del Ramo se distribuyen en la forma tradicional: la introducción, una especie de permiso para empezar el canto, la narración hagiográfica de la vida del santo y la conclusión, que recibe diversos nombres según los lugares y constituida por una especie de agradecimientos o peticiones.
Aquí creemos terminan las estrofas del Ramo. Se conservan algunas más que obedecen a circustancias distintas o son simples modificaciones de la anteriores:
1.- SENDÍN BLÁZQUEZ J.: (1994) "La Región Serrana". Colección Temas Locales. Caja de Salamanca y Soria.
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